miércoles, 2 de mayo de 2007

La intervención en lo Social Hoy

Una visión desde las Políticas Sociales

Por: Alfredo Juan Manuel Carballeda/1998

1 Presentación:

El contexto del fin del siglo XX, puede ser comprendido como un período donde aparecen diferentes fracturas en cuanto a un determinado orden previamente constituido. Estas cuestiones ponen en escena una inmediata sensación de discontinuidad y perturbación ante la eventualidad de posibles cambios no del todo previstos. Los mismos, asociados a un incremento de la complejidad de la vida cotidiana, implican una mayor sensación de incertidumbre e imprevisibilidad, que se ratifica a partir de la pérdida de referencias y orientaciones.
Desde la perspectiva del sujeto, este contexto, caracterizado como de crisis, significa cierto nivel de conciencia o de percepción de que su existencia e identidad se encuentran amenazadas a partir de la eventual pérdida de espacios donde esta se construye. La desintegración de las instituciones, donde el individuo se socializa, por ejemplo, agrega una mayor sensación de angustia e imprevisibilidad.
La crisis de fin de siglo, puede también asociarse con la pérdida de las imágenes totalizadoras y de los relatos contenedores, sumados a un fuerte impacto en las formas de integración social.
Desde la perspectiva de las Políticas Sociales, es posible analizar esa crisis en la esfera de los estados- nación. Las políticas sociales, son una de las expresiones del estado, e implican un espacio donde se desenvuelve la práctica del Trabajo Social. En este trabajo, se tratará de correlacionar, esos aspectos, desde los impactos subjetivos y objetivos de la crisis del estado- nación, su influencia en la vida cotidiana y las nuevas perspectivas que se presentan a la intervención en lo social.

2- Algunos Interrogantes referidos a las Políticas Sociales y su impacto en la Intervención en lo Social:

La construcción y aplicación de lo que actualmente denominamos políticas sociales, tiene sus orígenes en el pensamiento de la Ilustración. La sociedad surgida del contrato, de donde el vínculo social resulta de una institución voluntaria y artificial, va a requerir, del mercado y del seguro social. El seguro social, surge como sustituto moderno de la solidaridad (Ronsanvallon, P). Desde esas nociones, es desde donde comienzan a esbozarse algunas categorías actuales como la de “ población de riesgo”...”Durante muchos siglos, una parte considerable de los responsables de la gestión de los riesgos de la disociación social, se cristalizó sobre dos grupos, representados por los mendigos y los vagabundos. Desde esa perspectiva, se desarrolló una serie extraordinariamente diferente de medidas, frecuentemente de inspiración represiva”... (Castel, R. Pp.7/8) Mas adelante y en el transcurso del siglo XX, con la conformación del estado de bienestar, la asistencia cumplió una función ideológica en la búsqueda de consenso con la finalidad de garantizar la relación dominación - subalternidad.
Pero desde una aproximación mayor, es posible visualizar que uno de los ejes que se mantiene a través del tiempo, vinculado con lo que desde el estado de bienestar se denomina Políticas Sociales, es trabajar en la construcción primero y en la acción después, sobre poblaciones homogéneas. Desde un punto de vista técnico, la construcción analítica de poblaciones homogéneas se relaciona con, poblaciones objetivo, las que cumplen con un conjunto de reglas y reciben cierto nivel de prestaciones adaptadas. Estas políticas sociales, son ejecutadas por personal especializado, generalmente por trabajadores sociales. Uno de los inconvenientes de esa concepción en la actualidad, pasa justamente por las características intrínsecas de esas “poblaciones”, que en otras palabras, ya dejaron de ser homogéneas. Apenas se percibieron estos cambios, apareció la noción de exclusión o se inventaron nuevas categorías analíticas como la de “ necesidades básicas insatisfechas”, “nuevos pobres”, etc., en la búsqueda de una mayor aproximación o de un último esfuerzo por caracterizar u ordenar aquello que se estaba diluyendo. Esto implicó un cambio que va desde la noción de riesgo a la de exclusión. La utilización del concepto de exclusión implica una serie de inconvenientes; por un lado los “excluidos” se definen por lo que “ no tienen”, en las diferentes categorizaciones, pero, a la luz de los acontecimientos políticos, económicos y sociales de la Argentina, ese “no tener”, implica una fuerte movilidad y de ninguna manera una ubicación estática dentro de un mapa social. En otras palabras, a las nuevas formas de la pobreza, se agregaron ahora una serie de factores dinámicos, relacionados con nuevas condiciones económico políticas, que hacen que esta se vaya acrecentando a través del tiempo.. Es decir, la exclusión de- construye por desagregación. Anteriormente y hasta la crisis del Estado de Bienestar, los diferentes estamentos sociales que servían para la elaboración de distintas categorías homogéneas (por ejemplo; diferentes nociones de riesgo), se construyeron por agregación y en un contexto, mucho más estático que dinámico.
Una forma de aproximarse a estas nuevas cuestiones es posible desde la interrogación acerca del sentido del Informe Social dentro del Trabajo Social. Este se construye a partir de datos cuantitativos. Los mismos, se relacionan con la idea de ubicara ese sujeto dentro de una determinada clasificación - de riesgo social -, a la que se incorporarán o sumarán diferentes acciones específicas. Si la persona tiene escolaridad, ocupación, cobertura social, vivienda de determinadas características, etc. En la actualidad esos datos no indican una situación ” estática “ de ese sujeto o de esa comunidad.
Los indicadores que forman parte de las encuestas sociales y que fueron mencionados mas arriba, hoy se desagregan en forma continua y dicen muy poco acerca de la situación social real. El hecho de poseer un empleo o ser propietario de una vivienda, pierde su significado clasificatorio, el empleo hoy está cargado de incertidumbre, las características de la vivienda en general pueden remitir a momentos de la historia de vida de esa persona de mayor estabilidad económica, la escolaridad no es una variable fundamental para la ubicación dentro de la sociedad, etc. En un trabajo reciente, P. Rosanvallon, plantea que en Europa se tienen cada vez más datos estadísticos vinculados con cuestiones sociales, pero a mayor desarrollo de la estadística, también existe una mayor crecimiento de la incertidumbre acerca de lo que está pasando en el seno de la sociedad. En otras palabras, no es posible dar cuenta de los acontecimientos actuales desde lógicas solamente sentadas en los datos cuantitativos. Este hecho es visualizado en la práctica del Trabajo Social, donde la confección de la Historia Social o de la encuesta Social, sirve para la obtención de recursos que cada vez están mas restringidos, y que pueden se útiles solo para la puesta en marcha de acciones de Política Social focalizada en lapsos de tiempo cada vez mas cortos y con una creciente desmejoría en la calidad de los recursos. En definitiva, las clasificaciones tienen dificultades, entre otras cosas, porque las diferencias no son estables. De esta forma es posible encontrase con la misma persona un tiempo después y probablemente la situación socioeconómica haya empeorado. La crisis de las Políticas Sociales y el producto de la aplicación sistemática de programas de ajuste, impactan de esta forma también en la práctica del Trabajo Social, en este caso desde su propia modalidad de registro.

3- Las Políticas Sociales dentro de la esfera de Estado y la nueva Sociedad.

En la Argentina, la emergencia del Estado Moderno, se vincula fuertemente con la construcción de la nación. La nación, necesita de un estado para constituirse como tal y para que su existencia continúe teniendo sentido.
La actualidad nos muestra un significativo impacto de la crisis dentro de la propia esfera del Estado. A los efectos del análisis es posible dividir esa crisis en dos planos diferentes. Uno de carácter cuantitativo, y que se relaciona con los aspectos económicos y políticos de ésta. El otro de carácter cualitativo, se inserta dentro de una crisis de sentidos, en cuanto a las propias estructuras del mismo. Ambas cuestiones, impactan en forma significativa en las Políticas Sociales. Además explican la emergencia del denominado tercer sector. Las Políticas Sociales, caracterizadas como residuales marcaron también la aparición del denominado Trabajo Social Alternativo. Con respecto al tercer sector, las instituciones pertenecientes a éste, son planteadas como posibles aseguradoras de la autonomía de la sociedad civil, sin dejar de lado las clásicas obligaciones del Estado.

4- Crisis del Estado desde una perspectiva Económico – Política

En el primer aspecto sobresale, el aumento de los problemas intrínsecos y extrínsecos del mismo. Desde la perspectiva de las Políticas Sociales, la concepción del gasto social como “blando”, implica un consecuente recorte, reducción y mantenimiento de mínimos mecanismos compensadores de problemáticas sociales. El vaciamiento presupuestario en la esfera del Estado, con su consecuente reducción de presupuestos, la disminución de los costos para su operación y hasta un impacto relevante en los insumos básicos necesarios para su funcionamiento. La política de descentralización de los servicios, sin un aporte económico sustantivo, hacen, dificultoso, por ejemplo, el desarrollo de políticas específicas de Salud o Educación. Desde una perspectiva mas, conceptual, los mecanismos de la acción social quedan supeditados a los diferentes planes económicos de ajuste intentando adaptarse a los mismos. Estas cuestiones, que se comparten en general con el resto de América Latina, llevan a una disminución de las Políticas Sociales y a una gran dificultad para administrarlas. Este proceso sostenido en el tiempo, trajo aparejado, entre otras cuestiones, la emergencia del denominado “tercer sector”. La modalidad de aplicación de las Políticas Sociales, se convierte así en focalizada. Esta crisis del Estado, reconoce factores externos. Los cambios políticos estructurales a nivel mundial, muestran que a partir de la década de los ochenta, los países industrializados aumentaron su concentración de capital, con el consecuente impacto en la concentración tecnológica, militar y política. Las nuevas formas de acumulación capitalista, dependen en menor proporción que en decenios anteriores de sus materias primas, por ejemplo Japón, redujo en los últimos 20 años, su necesidad de materias primas. En un automóvil, que sería el producto símbolo de la industria de los primeros 50’ años de este siglo, las materias primas representan del 30 al 40% del valor, mientras tanto, en un componente electrónico, si se quiere, producto símbolo de esta nueva época del 1% (Gheenno, Jean M. PP23).
El mundo del trabajo, a partir de una creciente automatización y robotización, ve sus variables de ajuste en las fuerzas productivas. A su vez, las últimas áreas de expansión en el espacio, tierra, y nuevas fuentes de energía, quedan supeditadas al control estratégico, político y militar de los países del Norte. Todos estos cambios, que comienzan a vislumbrarse desde fines de la década de los setenta, influyeron en forma significativa en la puesta en marcha de planes de ajuste de tono neo - liberal, según algunos datos, el resultado de éstos, es en términos económicos de una transferencia equivalente a diez planes Marshall en una década, desde los países del Sur hacia los del Norte. Las cifras del incremento de la pobreza en América Latina, son elocuentes al respecto. Pero, la pobreza, trajo aparejadas nuevas modalidades, que en el caso de la Argentina, se corren rápidamente hacia una conformación de una cultura signada por la sobrevivencia. Acontecimiento novedoso, para la estructura de un país que tuvo las mayores tasas de empleo de América Latina durante años.
Todas estas cuestiones, muestran un impacto en la esfera de la estructura del Estado - Nación. Históricamente, la aparición de los Estados – Nación, se relaciona con la modernidad y la emergencia del Estado de Bienestar, se vincula con la crisis económico política del fin del siglo XIX. Así el Estado, se presentaba, luego de la crisis del 30´ como un ordenador- integrador de la sociedad en todo el mundo. La noción weberiana del estado como territorio, que desde lo jurídico monopoliza el uso de la fuerza , también se encuentra atravesada por la crisis. Cabe preguntarse, en la geografía de los países latinoamericanos o africanos, hasta donde ese monopolio de la fuerza , puede ser realmente ejercido. Basta con pensar en las características de determinados barrios y geografías, se podría afirmar en todo el mundo, para ver que esa definición queda solamente anclada en lo jurídico, pero se aleja fuertemente de lo real. En el caso del Tercer mundo, la idea de Nación, no, solo, está ligada a la modernidad, sino que connota como motor del proceso de descolonización. Luego de la 2° guerra mundial, en especial, en Africa y Asia, la ecuación política indicaba; independencia = libertad. Tal vez, el requerimiento actual de los países del 3er. Mundo, se parezca más a la reivindicación nacional de los europeos del siglo XIX: se convierte en la demanda de la democracia ( Gheeeno J. M. Pp18)

5-Estado- Nación y crisis de sentidos

Desde una perspectiva mas relacionada con lo cualitativo, la crisis de sentidos del Estado se inserta en las reglas de la denominada globalización y la trasnacionalización de los asuntos mundiales. La concentración económica mencionada mas arriba impone una nueva circulación del dinero y la aparición, ya, desde mediados de la década de los setenta de un crecimiento relevante de las empresas trasnacionales. Estas, debilitan la estructura de los estados – nación, planteando esencialmente de una “lógica”, ahora relacionada con la eficacia, el rendimiento y la ecuación costo – beneficio, que incorporadas dentro de la esfera del Estado, el impiden cumplir con el mandato que la modernidad le había atribuido. El Estado, se convierte en un escenario, donde diferentes grupos económicos pujan por el poder. Así, el Estado deja de ser el centro homogeinizador de la política, entrando en un proceso de crisis que puede caracterizarse en tres aspectos; crisis de soberanía, crisis de legitimidad, y un fuerte proceso de desacreditación. La crisis del Estado, también puede pensarse en dos planos, por un lado como la crisis de un subsistema que padece solicitudes contrapuestas y por otro lado desde una perspectiva de crisis intrínceca. Cabe preguntarse, si el Estado, pierde su capacidad de integración social, ¿quién se encargará de resolver esta cuestión? .O, mejor, ¿quién llevará adelante las políticas sociales?. El optimismo neoliberal, vinculado al derrumbe del socialismo real y al desmembramiento de la URSS, planteaba que el mercado podía llevar adelante esos procesos. Hoy, a casi 10 años, de esos acontecimientos, vemos que la sociedad se encuentra cada vez mas fragmentada y desintegrada. Así, la crisis económica del sistema capitalista, a nivel mundial es una forma de producción estructural de marginalidad y exclusión. Las sociedades posteriores a estos acontecimientos son denominadas por Gilles Delleuze como “Sociedades de Control”, donde el marketing, signa casi todos los aspectos de la vida cotidiana,...” Ya no es un capitalismo para la producción, sino para el producto, es decir, para la venta o para el mercado....Nos hemos enterado que las empresas tienen alma, esa es sin duda la noticia mas terrorífica del mundo. El marketing, es el nuevo instrumento de control social y forma la nueva raza púdica de nuestros dueños. El control se ejerce a corto plazo y tiene una rotación rápida pero también es discontinuo e ilimitado ”.... (Delleuze, Gilles). El análisis de Delleuze, se apoya en la tesis que plantea la conformación de un nuevo orden mundial donde la sociedad disciplinaria que describiera Foucault en Vigilar y Castigar, se encuentra en la actualidad sobrepasada por una sociedad de control atravesada por el marketing. Un aporte en esta línea de pensamiento surge del texto “El crepúsculo del Deber” de Gilles Lipovetsky, quien denomina a las nuevas formas de la Acción Social como Beneficencia Mediática, a la que ubica en su origen en los EEUU, extendiéndose , esta a todo el mundo en los últimos años ...”Fiat, financia la restauración del Palacio Grassi en Venecia, American Express aporta su apoyo a la refacción de la Estatua de Libertad, Procter & Gamble se asocia con la UNICEF, a la calidad total de los productos se añade ahora la excelencia social de la empresa mecenas”...( Lipovetsky, Gilles pp.263/264). En la misma línea se pueden ubicar las campañas para la prevención del SIDA realizadas por Beneton o en el caso de nuestro país, las colectas de ayuda social llevadas adelante por diferentes canales de televisión. Esta irrupción de la lógica de la empresa, tiene un fuerte impacto mediático e influye obviamente en las ventas. Todos estos acontecimientos se presentan como novedosos, en cuanto, ya que, los ejemplos mencionados en cuanto a acciones de este tipo, eran clásicamente desarrollados desde la esfera del Estado. Los resultados de estas estrategias de empresa, se miden en la lógica del costo – beneficio y a partir del incremento o no de las ventas.
Pero también pueden incorporarse otros elementos de análisis en cuanto a la crisis cualitativa del Estado si la mirada se aproxima a los aspectos institucionales. Las circunstancias actuales y el avance de la lógica del mercado implican una serie de escollos para que el Estado lleve adelante sus intervenciones típicas. En la Educación, la crisis de la modernidad implica también una crisis de sentidos, la promesas Iliminista de que el saber enciclopédico otorga la libertad y las posibilidades de ascenso social hoy no se cumple, las escuelas primarias y secundarias, e incluso la Universidad viven en forma patética estas cuestiones. En el caso de la Salud, la construcción simbólica del Hospital o de las prácticas que se ejercen en éste hacen que los actores sociales que utilizan esos servicios, no los consideran tan confiables como en décadas atrás. El desarrollo de la tecnología médica vinculada con el lucro, y la presión de la industria del medicamento, fueron sesgando la accesibilidad de los sectores mas desprotegidos de la población. Se estima que en la actualidad, grandes porcentajes de la población mas castigada por la crisis, directamente ya no llega al sistema de salud, donde se encuentra con una serie de inconvenientes para la accesibilidad, que van desde el costo del pasaje para llegar al hospital, el arancelamiento encubierto o directo, y la realidad de no poder cumplir en términos objetivos con la indicaciones que desde el Hospital se prescriben. En el caso del sector Salud, esto se visualiza con claridad en la modalidad de consulta de quienes provienen de esos sectores. Se consulta cuando “ ya no se da más”, cuando la sensación mórbida de lo que ocurre en el cuerpo dejó de ser un síntoma, cuando lo que está ocurriendo en el proceso salud – enfermedad de ese sujeto , le impide llevar adelante su vida cotidiana en términos de sobrevivencia. En el caso de la Justicia, ls Tribunales de Menores, por ejemplo no dan abasto, en relación a, la cantidad de expedientes judiciales que tramitan, mientras que la intervención del Trabajo Social desde la perspectiva clásica de la administración de recursos en la actualidad se encuentra fuertemente condicionada. La intervención hoy desde el ámbito de la Justicia se transforma en muchos casos en una penalización de la pobreza, que culmina a veces mas en la complicación que en la resolución de aquello que se presenta como problema. Además la visión de la Justicia que se tiene en la sociedad, está fuertemente atravesada por el discurso mediático. Una cámara de Televisión funciona hoy casi como un Tribunal, mientras que el estrado judicial está plagado de sospechas. Es posible que en poco tiempo, la sofisticación de la computación implique una exclusión informatizada, donde accedan a la ciudadanía solo aquellos que figuran en los registros laborales o de consumo. No se trataría ahora de que desde el Estado se ejecuten acciones del denominado “control social”, la cultura del marketing, va mas allá. El control se transforma en autocontrol. No se trataría ahora de disciplinar al “otro”, sino tratar de quienes quedaron afuera, no invadan la sociedad, esta mientras en tanto se asemeja cada vez mas a una ciudad medieval, amurallada a través de dispositivos electrónicos y una policía especializada (privada) cuya función es no permitir el acceso de aquellos que quedaron afuera del modelo....”Foucault, situó a las sociedades disciplinarias en los siglos XVII y XIX, con su apogeo a principios del siglo XX. Dichas sociedades, procedieron a la organización de los grandes espacios de encierro. El individuo pasa sin cesar de un espacio cerrado a otro, cada uno con sus leyes; primero la familia, después la escuela, mas tarde el cuartel, luego la fábrica, de vez en cuando el hospital y eventualmente la cárcel, que es el espacio cerrado por excelencia “...(Delleuze, Gilles).
En la actualidad esos espacios de encierro se encuentran en crisis, al igual que las prácticas que se ejercen dentro de ellos, éstas generadas en la lógica de la modernidad y con una fuerte lógica disciplinar, también comienzan a carecer de sentido...” Las sociedades de control están sustituyendo a las sociedades disciplinarias “control” es el nuevo nombre que propone Burroughs para designar al nuevo monstruo, y que Foucault señalaba como nuestro futuro próximo...” Delleuze, Gilles). Pero, la crisis de los espacios de encierro, no implica una reforma , donde el consenso o el respeto por las diferencias los han sustituido, este cambio implica nuevas formas de coerción, que se expresan en la vida cotidiana. Las nuevas modalidades de control caracterizadas como suaves (ligth) y fuertes (hard), por la criminología crítica, se aplican a poblaciones diferenciadas. El sistema de la “probation”[1] y su aplicación en la Argentina, muestra cierta diferenciación de clases sociales en quienes se les aplica esa medida. La necesidad de pertenecer, de consumir, plantean una nueva relación con los objetos. Este nuevo fetichismo, explica en parte los fuertes procesos de fragmentación que sufre nuestra sociedad.
El “otro”, hasta hace poco, compañero de trabajo o vecino , se ha tornado incierto , y se presenta a veces como una amenaza, la relación con los objetos se nos propone como mas estable, aunque efímera, coincidiendo en cierta forma con las características hedonistas de la denominada sociedad “new age”.

6- Crisis y Vida Cotidiana

En el caso de la Sociedad Argentina, una serie de acontecimientos marcan fuertemente las relaciones sociales. El terrorismo de Estado, puesto en marcha por la última dictadura militar, que se expresa en 30.000 desaparecidos, muestra la impronta de un acontecimiento, que nunca había ocurrido en esa escala, pero ocurrió.
Esto implica, que si sucedió, podría volver a suceder, el terrorismo de Estado, se encuentra todavía presenta en la subjetividad de la población. Se expresa en la vida cotidiana y explica de alguna manera, parte de la situación de “despolitización”, de la sociedad o de la militancia social. El final del gobierno de Alfonsín, en medio de una crisis económica nunca vista, que se expresaba en una fuerte hiperinflación, también muestra otra marca en la subjetividad. Desde el discurso político, el primer gobierno democrático luego de la dictadura, frecuentemente apelaba a esos acontecimientos en la dicotomía “nosotros o la dictadura”, en la misma línea discursiva el gobierno actual planta un nuevo foco de contradicción “ nosotros o la hiperinflación”. Luego del terrorismo de Estado, la explosión de la economía, los nuevos elementos que aparecen en los últimos años, se relacionan con el desmantelamiento de la estructura del Estado,y la incertidumbre con respecto a la inserción en el mundo del trabajo.
Argentina, con una fuerte tradición estatista, iniciada en los primeros gobiernos de Perón, marca la singularidad de que el Estado, no fue solo un instrumento de la Política o un espacio de homogeinización ,el Estado en la Argentina a partir de sus intervenciones, las empresas estatales, etc., fue un fuerte constructor de la identidad. Ser trabajador de YPF, por ejemplo, no implicaba solo la ubicación en un puesto de trabajo, sino que también significaba una fuerte construcción de sentidos en cuanto a la tarea. Estas cuestiones, son fácilmente visualizables en los barrios obreros, que se construían cercanos a las empresas del Estado, la vida cotidiana se encontraba articulada con la empresa, los barrios de YPF – siguiendo con el ejemplo- se organizaban en tramas, donde la pertenencia y la construcción de la identidad, eran fuertemente ligadas a ese modelo. El barrio, la proveduría, el club, la sociedad de fomento, se construían desde una identidad que otorgaba otros sentidos desde lo simbólico al mundo del trabajo.
Por otra parte, la incertidumbre con respecto al trabajo, implica también nuevas formas de problematización de la sociedad. El significado de la palabra , en la actualidad no es el mismo, que diez o veinte años atrás. Si en aquellos años, trabajo era en parte sinónimo de estabilidad, pertenencia, socialización y hasta progreso; hoy trabajo es sinónimo de incertidumbre. El “ sentido aleccionador del desempleo”, hace que las demandas colectivas se transformen en individuales, no como forma de litigio, sino a través de la productividad o el presentismo, y menos aún como estrategia de lograr una mejor distribución del ingreso. Pero, también, tiempo, espacio, familia, escuela, universidad, organización popular, se encuentran atravesadas por estas nuevas cuestiones. El tiempo del día, ya no se ordena a partir de las ocho horas de trabajo y otras tantas para el esparcimiento y el descanso. La noción de tiempo que traen las nuevas formas de producción, alteraron ese orden, haciendo mella en la vida cotidiana y otorgando a la misma un sentido de sobrevivencia. El espacio, e este caso, desde una perspectiva barrial, ya no es algo que se expande, crece y mejora a través del tiempo . Los espacios barriales, se restringen, intentan reducirse y reproduciendo la imagen de la ciudad, están signados por el autocuidado y la no invasión de quienes están mas abajo en la estructura social. En la esfera de la familia, los procesos de matrifocalización, y la feminización del empleo, hace que los roles asignados por la cultura a los integrantes de la familia, también se encuentren en crisis.
Todas estas cuestiones, pueden ser leídas como fuertes impactos en la subjetividad y en la construcción de la identidad. Esta, además, se encuentra complicada a partir de la presencia de los nuevos discursos mediáticos y de los acontecimientos mencionados.
Es frecuente, observar en los denominados, barrios obreros, donde hasta no hace mucho tiempo, la cohesión pasaba por una misma pertenencia a un lugar de trabajo o aun gremio, que a partir del desempleo, y la nueva cuestión social, el vecino, que antes compartía con el otro ese lugar, compita ahora en una puja por la sobrevivencia.

7- Las formas actuales de las Políticas Sociales y las relaciones clientelares

El proceso de empobrecimiento vivido por la sociedad argentina de los últimos años, se presenta como novedoso. Lo mismo ocurre con la situación del desempleo, que en la actualidad es el mas alto de la historia.
Estas circunstancias, sumadas a la crisis del Estado y a la crisis de representatividad del espectro político, trajeron como consecuencia la reaparición del clientelismo político como práctica sistemática relacionada a los dispositivos de la Acción Social. Las Políticas Sociales Focalizadas, que se enuncian desde la “ la lucha contra la exclusión”, se transforman muchas veces en formas de clientelismo político. Desde una perspectiva weberiana (Peón, César P.99), el clintelismo político, se presenta como una forma particular de dominación. Pero, las relaciones clientelares, implican un universo a comprender en especial desde la práctica del Trabajo Social. Desde esa perspectiva, es importante generar instrumentos de análisis de las mismas, es especial en función del impacto de éstas en el tejido social, y en las formas organizativas a nivel barrial. Las relaciones clintelares se caracterizan por la desigualdad, la reciprocidad, y la construcción de “amistad”, pragmáticamente constituidas. Es decir, una especie de reconocimiento de las partes que ocultan el sentido instrumental. La relaciones clientelares, también se dan en un esquema de relación directa y en la mayoría de los casos personalizada. Una de las características mas sobresalientes en este proceso, se ubica en la reciprocidad táctica de las mismas, ratificando lo informal de la relación en términos de sistemas de códigos de sanciones, fuera del juego jurídico formal de la esfera del estado. Desde esta perspectiva, las relaciones clientelares , son constructoras de nuevas formas de <> de la identidad del grupo o barrio. De ahí, que frecuentemente desde la intervención en lo social, se presenten estas cuestiones con cierta dificultad para la comprensión y explicación de lo que está ocurriendo en el barrio, donde por ejemplo se ejerce la práctica. Reconocer la existencia de estas cuestiones, no implica, por supuesto, aceptar de hecho la situación o favorecerla, pero sí la necesidad de un esquema de análisis para acceder a los marcos explicativos – comprensivos de la trama barrial, desde una perspectiva de estudio de la dinámica cultural de la comunidad. El desafío para la práctica del Trabajo Social, pasa justamente por decodificar esas cuestiones, para poder intervenir sobre ellas, deconstruyendo la elaboración de significados, alejándose del relativismo cultural. También el clientelismo político, se presenta como dispositivo de una “maquinaria política”, donde, se organizan los votantes, se establecen las forma spersonalizadas de la asistencia, se ofrece ayuda a grupos, y se otorga protección (Peón, César. P.100). Nuevamente en esta esfera, sobresale la cuestión de lo informal . Desde la crisis de las Políticas Sociales y la falta de credibilidad en las acciones clásicas del Estado , la informalidad aparece como uno de los elementos mas sobresalientes y novedosos de este accionar , también como algo que se opone o elude la puesta en marcha de dispositivos burocrático – institucionales, que en general son vistos como complejos, dificultosos y con una fuerte dosis de incertidumbre, tanto en la posibilidad de obtener el recurso como en la calidad del mismo. Pero, otra cuestión clave en el análisis de las relaciones clientelares se vincula con el perfil de los referentes barriales que a veces llevan adelante esas prácticas, éstos son caracterizados desde una idea de vinculación pragmática con el poder, con los mecanismos burocráticos de éste, se insertan dentro de una lógica de utilidad, y poseen un posicionamiento diferente con respecto al resto de la comunidad. Nuevamente sobresale la cuestión de la reciprocidad, esta es móvil, tiene un alto carácter simbólico, e implica la aceptación implícita de un código. De ahí, la necesidad de acceder desde distintos planos analíticos al carácter simbólico, imaginario y real de las mismas.
Las relaciones clientelares son producto de determinada coyuntura económica, política y social, pero desde la perspectiva de las Políticas Sociales, también se puede afirmar que se construyen en gran parte como consecuencia de la focalización y de las restricciones presupuestarias. De ahí, que tal vez, no haya solo que interrogarse acerca del impacto material de éstas, sino también del impacto simbólico. En otras palabras, preguntarse como están actuando las políticas sociales focalizadas en el tejido social, como influyen en la construcción de la identidad del grupo y cual es el carácter coyuntural de las mismas. Este último punto se relaciona, nuevamente con el perfil de los referentes barriales actuales. Si en la década de los setenta, el perfil de referente barrial se relacionaba con alguien que respondía globalmente a las espectativas de la comunidad y que trataba de ir logrando objetivos a partir de colectivamente litigar con el poder establecido. La situación actual muestra, en general, un perfil totalmente diferenciado, que se relaciona con el pragmatismo y la relación personal y no colectiva con las estructuras de poder. La elección de los referentes barriales está hoy atravesada por esas cuestiones y signada por la cultura de la sobrevivencia. Al igual que en el resto de la sociedad, la fragmentación también se expresa en los barrios y las demandas muy lejos de ser de tipo global, se caracterizan por tener componentes puntuales que intentan resolver lo inmediato. Las mismas circunstancias se relacionan con la organización, a nivel comunitario y con la crisis de las Políticas Sociales.

8- Crisis de las Políticas Sociales y Organización Barial

Históricamente, el asociacionismo barrial en la Argentina desde principios de siglo y en especial en el Gran Buenos Aires, reconoce antecedentes en las primeras formas organizativas de poblaciones que por razones económicas fueron expulsadas hacia la periferia de la ciudad ubicándose en terrenos con poca o ninguna infrestructura y generalmente con una mala calidad en la ubicación (terrenos bajos, inundables, con parcelas pequeñas), los mismos se adquirían a través de sistemas de loteos y en general eran vendidos en cuotas. Obtenido el terreno, la familia se ubicaba en el mismo y paulatinamente iba construyendo la vivienda. La finalización de la misma, dependía de avatares económicos globales, y en la mayoría de los casos la construcción de la vivienda llevaba en el tiempo, todo el ciclo de vida de la familia que había comenzado la construcción. De ahí que la carga simbólica de la vivienda sea muy significativa. Esta se iba adaptando a los cambios en la estructura familiar, nuevas construcciones a partir del nacimiento de los hijos, lugar de recepción de familiares que migraban desde distintos puntos del país, etc. y también como una única vía posible de ahorro y de transmisión material hacia la descendencia. En la aparición de los primeros barrios a principios de siglo, podía ocurrir que se formasen cercanos medianamente a una fuente de trabajo. De esta forma, muchos barrios tuvieron una composición social y cultural heterogénea, en especial con respecto a la procedencia migratoria de sus integrantes. Los inmigrantes de ascendencia europea, traían en sus pautas la conformación de entidades mutualistas, así se construyeron primero en la ciudad, las sociedades de socorros mutuos, española, italiana, judía, árabe, etc. Pero, en los barrios la población era muchas veces heterogénea, de ahí que surgiera una nueva forma de asociacionismo relacionado con mejorar las características e infraestructura de los mismos. La influencia del pensamiento socialista y anarquista , hizo que muchas asociaciones se conformaran a través de bibliotecas o locales políticos. Las nuevas formas de asociación barrial, tenían ya avanzado el siglo la denominación de Sociedad de Fomento, allí, reproduciendo reproduciendo formas de organización modernas se conformaban comisiones directivas elegidas por el voto, que representaban, que representaban al barrio y colectivamente litigaban frente al Municipio. De esta forma se fue construyendo el asociacionismo barrial en la Provincia de Buenos Aires y en gran parte de la Argentina. Las gestiones de las sociedades de fomento se relacionaban con infraestructura (caminos, delimitación de calles, apertura de escuelas, dispensarios de salud, etc.), de ahí que en términos de construcción de la identidad un Centro de Salud, que fue producto de la organización barrial, tenga en líneas generales mayor inserción e identidad que una Unidad Sanitaria que llega al lugar a partir de programas elaborados desde el nivel central de la administración sanitaria. Esa forma de asociación se fue corriendo hacia la periferia, en la medida que se producían mas movimientos de población y se incrementaban las posibilidades de trabajo fuera de la ciudad o se mejoraran las comunicaciones para llegar a ésta. Hasta los primeros años de la década de los ochenta, las formas de asociación barrial siguieron por esos carriles. Pero, al iniciarse el recorte de las Políticas Sociales repercutiendo estas cuestiones en los presupuestos de los municipios, la “sociedad de fomento”, como modalidad organizativa fue perdiendo sentido. En otras palabras, cada vez mas se alejaba del mandato para el cual había sido construida, ya que año tras año la posibilidad de continuar o iniciar con el proceso de obtención de recursos ubicándose en una situación de mediación con el Estado, se restringe por razones presupuestarias o políticas, así estas formas organizativas, mas relacionadas con la modernidad, fueron perdiendo legitimidad. Justamente, a partir de la década de los ochenta, puede comenzar a observarse un asociacionismo barrial mas pragmático, preocupado por problemas puntuales, pero, paulatinamente alejado de las idea de “sociedad de fomento” o “unión vecinal”. La década de los ochenta, también trae nuevos acontecimientos en la sociedad Argentina que se vinculan con las tomas de tierras organizadas, emergiendo la imagen del asentamiento, este, en sus formas organizativas se alejaba de las modalidades “modernas”, circunscribiéndose muchas veces a “comisiones” que tenían el mandato de resolver cuestiones establecidas y muchas veces , luego de la resolución se disolvían. Las formas organizativas actuales se asemejan a éstas, si bien siguen existiendo las anteriores, se reproducen las “comisiones”, “pro- asfalto”; pro – guardería; pro- centro de salud, etc. De ahí, que también cambie el perfil de los referentes barriales y aparezcan organizaciones mas informales Estas, también pueden ser explicadas desde la fragmentación social, esta trae diferentes interpretaciones y lecturas de los problemas sociales. Existe una relación interesante entre la aparición de las Políticas Sociales Focalizadas y Residuales y estos acontecimientos, mostrando nuevas formas de organización que aún no han sido del todo estudiadas o comprendidas.

9-Crisis de las Políticas Sociales y Trabajo Social

La intervención del Trabajo Social, dentro de las Políticas Sociales en un contexto de crisis, se torna complicada y dificultosa, si el horizonte de la misma intenta solo cumplir con el mandato fundacional de la disciplina. Este, si se quiere, ligado a una tradición Durkheiniana, con su posterior actualización Parsoniana, se relaciona con la administración de recursos para compensar diferencias sociales y así prevenir situaciones de anomia. Las Políticas Sociales hoy, muestran una serie de inconvenientes que van alejando de hecho al Trabajo Social y a otras profesiones de su administración. Mas allá de esas cuestiones, las circunstancias actuales que rodean a lo social, hacen que se haga necesario incorporar otros “puntos de apoyo” y otras miradas alrededor de la intervención. La aproximación al universo de lo simbólico, a partir de la construcción social y subjetiva de éste, podría ser una vía de resolución. El Trabajo Social, necesita hoy profundizar el conocimiento de la realidad , desde diferentes puntos de vista, tal vez, centrando su mirada y su escucha en las circunstancias de lo micro, que rodean a ese sujeto que concurre a un servicio social.
Desde esta perspectiva, el Trabajo Social, se presenta como un dispositivo que va a interactuar en diferentes órdenes, planteando que hay cuestiones sociales que se ubican mas allá de lo que la institución o la Política Social, está planteando como relevante. Es decir, poniendo en escena lo que trasciende a la ley en una institución Judicial, o a los síntomas y signos de la gnosografía psiquiátrica en un Hospital, o en las relaciones clientelares que se dan en una comunidad. Además, los procesos de empobrecimiento y el impacto de la crisis, muestran en gran parte de la población que recurre a los Servicios Sociales un cambio significativo en las características que antes poseían.
Se trata de comprender y explicar lo social de cada situación, estudiarlo , analizarlo, centrando la intervención en la perspectiva del otro, que permita recodificar, redimensionar el discurso hegemónico, que cada sujeto porta al momento de la consulta para exponerlo y reconstruirlo junto con otros. De ahí la necesaria mirada hacia lo “informal”, hacia lo simbólico, lo subjetivo. La cuestión social hoy, muestra una situación de desafío para las prácticas, sean éstas pedagógicas, psicológicas o médicas, la impronta de las nuevas formas de lo social, se presentan como una serie de interrogantes a dilucidar. La crisis, tiende a fragmentar, pero también muestra que las fracturas que se producen son lugares donde es posible construir los espacios necesarios para la transformación. De ahí que crisis, implique también posibilidad.

Alfredo Juan Manuel Carballeda

Bibliografía
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Yazbeck, M. Carmelita. La política social brasileña en los años noventa. Cuadernos CEAS. San Salvador. 1996
[1] La probation, implica suspender el juicio cambiando la pena por un trabajo comunitario. En un trabajo de Massimo Pavarini, “Estategias disciplinarias y culturas de los Servicios Sociales”, publicado en la revista Margen N° 6 se desarrolla este tema.

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