miércoles, 9 de mayo de 2007

La Intervención Comunitaria:Una mirada a algunos aspectos contextuales y metodológicos

Por : Alfredo Juan Manuel Carballeda
1 – Una mirada al Contexto

Es muy difícil, pensar la Intervención Comunitaria en cualquier campo sin tener en cuenta los fuertes cambios contextuales que ocurrieron en los últimos veinticinco años, tanto en la Argentina como en el mundo.
Esto implica, necesariamente, revisar los modelos de intervención, en función de adaptarlos a los nuevos escenarios sociales. Estas circunstancias se observan, en la actualidad en diferentes campos.
La caída del modelo Keynesiano y la emergencia del Neoliberalismo, transformaron significativamente nuestras sociedades. Estas cuestiones no implicaron solamente un “cambio de modelo económico”, sino la aparición de fuertes atravesamientos en toda la sociedad, que se expresan en diferentes órdenes en especial en la construcción de la cotidianeidad de los sujetos sobre los cuales intervenimos.
Los llamados, “treinta gloriosos años”, que van de 1945 a 1975, a nivel mundial, donde se mejoraron las distribuciones del ingreso con la consecuente estabilidad laboral, los índices de empleo mas altos de la historia, sumados a una fuerte presencia del Estado de Bienestar marcan una época. Pero, es al final de esta época, , cuando empiezan a producirse cambios significativos que van desde los indicadores económicos y macrosociales hasta la vida cotidiana.
La caída del modelo Keynesiano, llevó paulatinamente a una distribución de la riqueza injusta, al punto que nunca en la historia de este siglo se tuvieron los indicadores actuales, ampliándose de manera sustantiva la brecha entre ricos y pobres. En la Argentina de hoy se estima que el 30 % de la población se encuentra en situación de pobreza. Un trabajo reciente realizado por una consultora muestra que el promedio de disponibilidad de dinero en los sectores excluidos y desposeídos de nuestro país es en promedio de 2,20 $ por día. Todas estas cuestiones son necesarias leerlas en un contexto de gran incertidumbre, donde uno de los factores mas llamativos es la caída del empleo.
Pero esto implica una serie de interrogantes, para pensar la intervención comunitaria, donde, no alcanzan las tasas, y porcentajes, esos nuevos interrogantes, se vinculan; en el caso del desempleo en tanto, como este impacta en la denominada “Nueva Cuestión Social”.
La pérdida del empleo, por ejemplo, implica la caída de importantes espacios de socialización. Esta cuestión a la que es posible acceder desde una mirada cualitativa de la comunidad.
No se trata de olvidar las estadísticas, sino, tener en cuenta el impacto cualitativo de éstas. La pérdida del trabajo, significa pérdida desde lo económico, pero también, en tanto construcción de identidad, especialmente en nuestro país.
Nuestro País es el “país del trabajo”, se fundó dentro de esa perspectiva, de ahí que el desempleo sea un dato relevante desde este plano de mirada, donde se intenta dar aunque sea, mínimamente con la historicidad de los acontecimientos.
En cambio, en otros países de América Latina, si bien el desempleo impacta en forma relevante, se llevan casi 400 años de cultura de supervivencia, de ahí que en nuestro caso el problema se complique, dado que las estrategias de sobrevivencia son un dato nuevo en nuestra sociedad. Por otro lado, el concepto de trabajo está ligado a la idea de estabilidad, integración y dignidad.
Por otra parte, el trabajo, en la actualidad, se transforma en incertidumbre, ya no se ingresa al trabajo desde una perspectiva de estabilidad y futuro. Sino que la inserción laboral está fuertemente ligada con la sobrevivencia. No se trata de enfrentar conceptualmente a la inclusión con la exclusión, sino visualizar que ambas son dos caras de una misma moneda y que especialmente son funcionales entre si.
Estas cuestiones, también se pueden observar en otros países del mundo. Por ejemplo Robert Castel, trabaja estos temas en Francia a partir de la entrega de seguros de desempleo. Aunque, Francia todavía conserva un Estado de Bienestar importante, la pérdida del empleo da lo que Castels llama el “enfriamiento” del lazo social, en este punto existen comunes denominadores. Es decir los vínculos, también se enfrían (en este caso en Europa), en términos de sociabilidad y de construcción de identidades, lo que genera nuevos problemas sociales.
En los últimos años, la caída del Estado de Bienestar, que es más lenta y paulatina que el cambio en el modelo económico, fue conformando un escenario donde el desprestigio del mismo esencialmente, fue producto de la aplicación de políticas neoliberales, que lo dejaron con pocos recursos y una recortada capacidad de respuesta. Pero tengamos en cuenta que no ha desaparecido totalmente, sino que ha sufrido cambios relevantes; uno de éstos pasa por la incorporación de la lógica del costo beneficio. Por ejemplo si a un Programa de Salud Comunitaria, se le aplica esa lógica, necesariamente se focalizarán las acciones, perdiéndose la visión universalista de la aplicación de las Políticas Sociales y de Salud. Es posible que esta estrategia, traiga más problemas que soluciones. O, en los diferentes Planes de Empleo, la aparición de un posible ingreso, de una cantidad de personas a un plan, va a generar una competencia entre los habitantes de un barrio donde la desocupación sea importante. Seguramente se recurrirá a contactos personales, relaciones con el poder político, situación de referencia dentro del barrio, etc. Pero, estas acciones tiene un común denominador, la fragmentación de ese espacio microsocial, transformando el reclamo, o la simple gestión de acceso a un derecho –trabajar- en forma individual y competitiva.
Tal vez, sea interesante rastrear el origen de estos cambios; varios autores los explican en especial desde una perspectiva económica. Se habla de “agotamiento” del modelo Keynessiano, con indicadores de desempleo, inflación y merma en la producción. Por otro lado los recursos económicos parra llevar adelante la carrera armamentista, la reconversión económica de los EEUU, en tanto su competencia con Alemania y Japón; el gasto de la guerra de Vietnam, etc, pudieron afectar fuertemente a este modelo económico. Por otra parte, durante la década de los sesenta, el Estado de Bienestar fue fuertemente criticado desde distintas concepciones políticas y económicas.
Pero mas allá de esto, esas cuestiones nos muestran de alguna manera el “clima de época “, en que se dan estas transformaciones.
A su vez esta caída del Estado de Bienestar y del modelo Keynessiano, sumado a una serie de acontecimientos que ocurren a mediados de los setenta, se marca un cambio con respecto a la visión del futuro, este deja de ser promisorio, y comienza a cargarse de incertidumbre. Estas cuestiones son fácilmente estudiables en diferentes expresiones culturales de la época, y muchas de ellas nos llegan hasta hoy, desde la música de rock and roll, hasta la estética cinematográfica pasando por la literatura y la arquitectura. Existiendo un común denominador, el futuro no es un lugar “muy habitable como para ir a vivir”.
De ahí que, las perspectivas de progreso y futuro de los jóvenes son muy diferentes hoy si las comparamos con 20 o 30 años atrás.
La promesa no cumplida de la Ilustración en tanto que el conocimiento asegura la libertad; implica una nueva lista de cuestionamientos a la Institución Escolar, la inserción en el mercado se presenta como más importante que la adquisición de conocimientos y no siempre existe una clara relación entre ambas cuestiones. Estudios recientes muestran que el acceso al primer empleo se vincula con cierta adquisición de habilidades, pero fundamentalmente, con la existencia de relaciones personales.
Además, las “carreras”, luego de la escolarización, se nos presentan como cada vez mas aleatorias, es decir relacionadas a factores azarosos donde se construye lo cotidiano. En otras palabras, se puede obtener un título universitario con las más altas calificaciones, pero esto no asegurará el empleo en forma taxativa o con la misma seguridad que hace 20 o 25 años atrás. Algunos autores plantean que estas “carreras laborales” (se relacionen o no con tener un título universitario), muestran la necesidad de hacer frecuentes elecciones, donde lo aleatorio de las opciones que aparecen resalta como significativo.
Pero estas cuestiones, mas bien sociológicas, se vislumbran también en el trabajo comunitario, se ve en los jóvenes, y también en los adultos, donde las relaciones sociales se asemejan cada vez más a relaciones de mercado.
Por ejemplo dentro del mundo del trabajo, en las nuevas modalidades de contratación es frecuente que se haga la elección del “empleado del mes”, o la aplicación de sistemas de incentivos, que influyen fuertemente en el desarrollo de la competitividad. Así los reclamos se alejan de lo colectivo y el mejoramiento del salario pasa por la productividad, el presentismo y cierta integración a la empresa, no como una instancia de socialización y contención, sino simplemente en términos de mercado.
Este desarrollo de la competitividad, hace que los trabajadores ya no sean “vigilados por el capataz” sino por ellos mismos, la proliferación del “autocontrol”, sería una expresión de estas cuestiones.
El marketing se nos presenta como el nuevo disciplinador social, nos auto-controlamos, nos movemos en base a pautas de consumo, y esto trasciende los distintos grupos sociales, ya que, se consuma o no, los objetos, marcas, etc., se presentan como nuevos constructores de identidades, cuya característica principal es su ahistoricidad y lo efímero. Estos datos nos hablan de diferentes formas de fragmentación social que se dan en toda la sociedad, donde pequeños espacios, funcionan con pequeños y rudimentarios códigos.
Por ejemplo, hace 20 años se podía predecir el comportamiento del voto en la población juvenil de un determinado sector poblacional, trabajo, tradiciones políticas que circulaban en las familias y en las fábricas, iban determinado la elección por determinado partido político. Hoy la construcción de identidad política, en general, se realiza por fuera de la fábrica o del ámbito laboral y la familia ya que, esta se ve con impedimentos para transmitir diferentes pautas.
Estas cuestiones llevan, también a interrogantes con respecto a la Nación; por ejemplo; ¿qué nos aglutina?, ¿ el Estado?,¿ la Política?, ¿la Cultura?. O mejor, ¿ese “poder” de amalgama no se está deteriorando?
Otro dato, relacionado con la intervención, es el de la incertidumbre en tanto la relación entre sociedad y trabajo comunitario. Así, el otro, el vecino, el compañero de trabajo, se presenta como incierto, tal vez, esto explique las dificultades organizativas actuales a nivel barrial.
Esta reflexión la podemos llevar a la cuestión del lazo social, este es muchas veces impredecible, así se complica la perspectiva de organización comunitaria, especialmente en cuanto como ese otro, interpreta los problemas sociales. Por ejemplo dentro de una misma Área Programática o Barrio, se producen en general, distintas formas de comprender y explicar los problemas, dando cuenta de la heterogeneidad social de cada ámbito.
Esto trae aparejada una fuerte incertidumbre en tanto planificación o armado de programas, sumado a la falta o escasez de recursos. Así se crea un clima de imprevisibilidad de los mismos que deteriora su legitimidad
La noción de tiempo también cambia, el tiempo se transformó, cambió de sentido. Se terminó, prácticamente, el tiempo en clave de producción fabril, relacionado con los modelos fordistas; 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso y 8 horas de esparcimiento. Se trabaja si se puede la mayor parte del tiempo posible, es más se trabaja en exceso a veces para mantener el trabajo y no para cobrar “horas extras”. Si no se trabaja, el tiempo se convierte en una nueva fuente de incertidumbre.
Los niños y adolescentes internalizan de una u otra manera esta nueva concepción de tiempo, que a veces entra en crisis con las nociones anteriores, que portan sus padres y abuelos.
Esto nos lleva a interrogarnos acerca del concepto de “familia”, las posibilidades de ley paterna, donde; por ejemplo en el Gran Buenos Aires el 45 % de las familias con NBI tiene cabeza mujer, en condiciones precarias de trabajo, ¿qué pasa con los papeles, dentro de ese núcleo familiar?. O por otra parte la inversión de deberes y derechos dentro del espacio familiar. Antes existían deberes de los hijos para con los padres, hoy esa fórmula se invierte, existen deberes de los padres para con los hijos.
O, la escuela a que se va a estudiar o a comer, cambia, nuevamente el sentido de la institución y el lugar del alumno dentro de la escuela y dentro de la familia.
Dentro del desarrollo de estrategias de sobrevivencia, los niños, muchas veces participan activamente de la economía doméstica. La escuela, así pasa a un lugar secundario, donde no quedan claras sus funciones dentro de la sociedad..
La idea moderna de familia, con papeles asignados claramente para todos sus integrantes se difumina en toda la sociedad.

2 - La intervención en espacios microsociales. Algunas cuestiones metodológicas.

Lo mismo ocurre con la concepción de “comunidad”, ¿territorio donde se vive?, ¿con qué perspectivas?, ¿cómo atraviesa la incertidumbre con respecto al futuro a la comunidad misma?.
La noción de “comunidad” se presenta como heterogénea, con distintas lógicas, diferentes problemas, diferentes grupos sociales y una fuerte fragmentación. De ahí que la intervención comunitaria se aproxima mas a la noción de “espacios microsociales”, tomando aportes de la sociología de Ervin Goffman.
El territorio barrial está fragmentado y atravesado por distintas lógicas y diferentes problemáticas sociales, ¿qué pasa con los grupos que viven en ese lugar?
Con respecto a la situación de los jóvenes; ¿comparten padres hijos y abuelos las mismas lógicas?. ¿Cuál sería el papel de las instituciones?, ya que las relaciones entre los tres grupos son bastante conflictivas. A su vez, el discurso neoliberal hace que el anciano sea desechable al igual que el desempleado.
Tal vez, desde una mirada no tradicional, es posible pensar la intervención comunitaria, , en función de la búsqueda de aquello que está pero, que no se hace evidente lo que marcaría una necesaria mirada a la cuestión de historicidad de ese espacio.
Así es posible encontrar historias de organización que se remontan a distintos aspectos, políticos, culturales, deportivos, que en definitiva operaron y operan como constructores de una identidad colectiva.
Desde esta perspectiva, cambia el sentido y el lugar que se ocupa desde la intervención comunitaria.
Así, la finalidad del trabajo comunitario apuntaría hoy a la problemática de la integración, es decir a la cuestión de la identidad, relacionándose con una necesaria mirada a los lazos sociales.
En definitiva, el origen de las Ciencias Sociales se vincula con esa misma cuestión, y como producto de una crisis a fines del siglo XIX, similar a la actual, es decir, como amalgamar aquello que sucesivas crisis fragmentaron. ¿Cómo rearmar el rompecabezas llamado sociedad?
Desde esta perspectiva, es necesario aprender a leer a la comunidad como si fuera un texto, pensar en sus expresiones, sociales, culturales, en que nos están diciendo. ¿No es posible pensar la cuestión de la discriminación y la xenofobia que hoy vive nuestra sociedad a partir de una crisis de identidad? Una crisis que hace necesario construir a un Otro ahora como amenazante. Esto nos lleva a otro campo de problemas; ¿cómo trabajar la cuestión de la identidad? Por ejemplo, si estamos interviniendo desde en un Centro de Salud la cuestión de la identidad, puede complicarse, en tanto que se corre el riesgo de aproximarse al “relativismo cultural”. Así, muchos aspectos que hacen a diferentes padecimientos de lo cotidiano podrían hasta ser naturalizados
En el caso de la violencia doméstica, el papel del hombre golpeador, desde la singularidad, esa acción se puede relacionar con muchas cosas; ¿ sería un papel cultural? o; ¿es producto de lo que está pasando?. Es decir una expresión de la crisis y la fragmentación. Así surgen nuevas perspectivas de abordaje, tal vez no culpabilizantes y que, especialmente, insertan al problema singular sobre el que se está interviniendo dentro de los atravesamientos macrosociales. De esta forma, es posible lograr un acercamiento a lo macro, pero ahora desde lo microsocial, desde el propio padecimiento de los actores, que se ven obligados a participar de una trama que no eligieron y en la que se los incluyó en forma violenta.
Las identidades efímeras que se construyen con el consumo de drogas también, implican normas, consenso y control, hacia dentro de determinados grupos. Pero también desde los diferentes discursos e imaginarios sociales, se construye una idea de “adicto” en forma absoluta, de ahí que se obstaculiza la prevención y el tratamiento. Esto lleva a una serie de nuevos interrogantes en estos temas, ¿es posible desconstruir las identidades que los discursos sociales elaboraron?
Pero, esas identidades efímeras, por un lado y fuertes por otro están “superpuestas”, a las antiguas, el interrogante hacia la práctica es si es posible recuperarlas...
También, en los distintos episodios de violencia urbana se ve la ruptura de códigos. Pero esa ruptura, atraviesa toda la sociedad, todo esto está fuertemente ligado al hedonismo consumista actual, que hace mas confiable a un objeto que una persona.
En el trabajo comunitario pensar lo solidario, lo histórico, lo cultural, lo lúdico expresivo, implica correr estas cuestiones del lugar de la técnica, es decir ubicarlas en el lugar de las estrategias de intervención. Así, las técnicas se hacen subsidiarias de estas cuestiones, pero especialmente de la problemática de la integración
Se trata de intentar hacer algunos replanteos; ¿qué es más importante?: “bajar” un programa de educación de la salud, o trabajar los lazos sociales y construcción de reciprocidades e intercambios dentro del grupo o del programa? ¿No facilitan esas intervenciones la “educación para la salud” o los indicadores de impacto de los Programas?. Quizás les dan nuevos sentidos, donde los otros protagonizan la acción.
En una sociedad fragmentada como la nuestra, donde los malestares identitarios se expresan crudamente, es la sociedad de; los talk shows, donde se pueden expresar y ver miserias de los otros frente a la fría pantalla del televisor en la soledad de una habitación, las intervenciones deben apuntar a construir lugares de encuentro. En otras palabras, espacios de socialización que sirvan para acceder a una comprensión y explicación de lo que está aconteciendo desde la propia lógica de los actores.
Existen una gran cantidad de dificultades para la participación, y de nuevo es posible pensarlas desde la historicidad, pensar en los legados de la dictadura, y de la vuelta a la democracia; cosas que ocurrieron y pueden volver a aparecer, 30.000 desaparecidos, la hiperinflación, el desempleo, etc., dejaron marcas significativas en nuestra sociedad, que se vinculan con las formas organizativas.
Estas cuestiones, también se inscriben dentro de la crisis de legitimidad de las instituciones y especialmente, en tanto crisis de representación de la democracia. Pareciera que el mercado carcome a la democracia y que las igualdades son efímeras y se restringen las ciudadanías.
El Centro de Salud, el Hospital, la Escuela, la Familia, también sufren esta crisis, en tanto los modelos de intervención que proponen. Esta se expresa en la dificultad para cumplir con los mandatos fundacionales de tales instituciones y en la aparición de nuevas y complejas demandas hacia las mismas.
Pero, el perfil de la oferta construye la demanda, es decir, las señales que se den desde la intervención comunitaria, influyen notoriamente sobre esos perfiles y dan forma a nuevas modalidades de intervención.
Las identidades son constituibles y recuperables en la medida que una causa común aglutine, es decir que aunque en forma espontánea y pequeña apelen o den señales al todo social.
Tal vez la ventaja reside en que estamos en América y nuestra historia desde la conquista es una historia de lucha por la integración perdida.
Aquí, quizás, se encuentren las mayores posibilidades para la intervención comunitaria.




Bilbliografía

· Carballeda, Alfredo. Nuevas Formas de la Pobreza y la Intervención del Trabajo Social. Art. Publicado en la Revista del Consejo Profesional de Trabajo Social o Servicio Social. 1999.

§ Carballeda, Alfredo: La intervención en lo Social. Artículo Publicado en la Revista Escenarios. ESTS. UNLP: 1997.

§ Castels, Robert. La metamorfosis de la cuestión social.

§ De Ipola. Las Cosas del Creer. Comunidad y Lazo Social. Edit. Ariel.1997

§ Fitussi, J. Rosanvallon, J. La nueva era de las desigualdades. Edit. Manantial. 1997

§ Joseph, Isaac. Goffman y la Microsociología.Edit. Gedisa.1999.

§ Lipovetsky, Giles. El Crepúsculo del Deber. Edit.Anagrama. 1994

§ Rosanvallon, Jean P. La nueva Cuestión Social. Edit. Manatial. 1996.

§ Santore, Marta. Efectos del Positivismo en las Ciencias Sociales. Art. Revista Margen año 1 N°1.1992

1 comentario:

Anónimo dijo...

sta chevre tu blog